No te vayas, no aun,
Ven y acompáñame en el
Silencio de este día gris,
De esta noche obscura
En esta semana triste
Acompáñame y dime
Todo sin decirme nada.
Acompáñame en este
Abrazo mientras me
Acurruco en tu pecho.
Deja que tu corazón cuente
Todo lo que calla, ahora
Que mi oído totalmente abierto
Y mi atención se vuelcan
En tu latir.
Acompáñame, cuéntame, desahógate,
Libera tus cometas, confía en mí,
Quiébrate tú también para que
Iguales mi llanto en el mismo
Momento que en la garganta se
Va formando un nudo silencioso.
Permíteme el flagelo
En la belleza, en el intento,
Porque aunque por lo general
Huyas tu cuerpo de mi
Noble caricia, esta vez no
Será permitida tu mano
Como una ola cuando
Aceche con la mía.
No sigas con esto. Te lo imploro.
Permíteme esta vez, y solo
Esta vez, el beso
Aunque sea en tu mejilla.
Bésame, concluyes, y acercas
Poco a poco tu rostro al mío
Infundiendo, así, el valor
Para poder besarte y probar
Tus labios de luna.
Ahora no te vayas.
Te lo pido, te lo grito
Y te lo ruego.
Luego de estas palabras,
Para mi infortunio, desperté.
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