Dedicado a todos aquellos imbéciles que odio
por aquel imbécil mayor, ese que se llama Amor
Yacen los cuervos sobre tu alma
Como tus palabras yacen sobre
El occiso profanado por tus palabras
Serpenteantes de víbora.
¿Qué más se puede pedir de tu boca
Si esa es tu condición natural?
Víbora malhechora cierra tu boca,
Calma tu lengua y sacia de una vez
Vuestra voraz hambre con los
Cuervos que yacen sobre tu alma,
Con aquellos que con su trinar nefasto
Te incitan diciendo: “cómeme”.
Cómelos de una vez por todas,
Come los yacentes cuervos,
Cómete también tu lengua,
Come de mis recuerdos,
Come hasta saciarte, pero
No olvides, a los imbéciles, comerlos.
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