"En noches de pena y amargura no hay nada mejor que la compañía de una guitarra"
Aunque intento apaciguar mi dolor entre
Los alarmantes alaridos de mi guitarra,
No hallo respuesta alguna,
Sino
Una simple conclusión con sarcasmo,
Un simple reproche malhumorado
Que sin preámbulo,
Susurra en mi consciencia la señorita Soledad:
“No puedes ahogar las penas,
Porque estas saben nadar”.
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